domingo, 10 de marzo de 2013

Portafolio como instrumento de evaluación.




Portafolio de evaluación docente en Chile como instrumento de evaluación formativa.

En el marco del desarrollo de intervenciones en el blog de  la asignatura Formación y Evaluación Docente y de Aprendizajes,  que forma parte del itinerario formativo del Master de Investigación en didáctica, formación y Evaluación Educativa de la Universidad de Barcelona, es que a continuación se desarrollará una de las propuestas de evaluación expuestas para tal finalidad.

A la luz del análisis realizado del proceso de evaluación docente en Chile y desde los sustentos teóricos desarrollados por  autores especialista en la temática de “portafolios” es posible reflexionar con respecto a los objetivos planteados  para este  sistema de evaluación, cómo  se aplica este instrumento y las sensaciones que genera en los docentes del sistema público (alrededor de 70.000profesores/as).

La evaluación docente en Chile se plantea como un sistema de evaluación obligatoria para todos los profesores y profesoras de establecimientos municipales, que se propone como un proceso de evaluación que busca mejorar la calidad de los procesos de enseñanza – aprendizaje de los docentes, desde educación infantil hasta el último nivel de primaria (octavo año),  y -por ende- mejorar la calidad de los aprendizajes de los alumnos/as.  Por otro lado la información obtenida se utiliza para la distribución de recursos económicos del sistema público, ya sea a través de incentivos para docentes bien evaluados y para invertir en la capacitación y apoyo a profesionales con bajos niveles de logro.

Posterior al trabajo de reflexión desarrollado sobre la temática de “portafolios” en Chile, es posible concluir que la estructura que presenta esté sistema de evaluación es coherente al formato que proponen algunos teóricos como: Lee Shulman en la década de 1980, sin embargo, sobre este tema surgen algunos cuestionamientos,  como por ejemplo, si este sistema de evaluación en Chile es coherente a los planteamientos propuestos por  algunos autores,  que dicen relación con la concepción esencial sobre el concepto de portafolio y la finalidad que persigue esta metodología.   Para comprender de una mejor manera,  se presentan algunas propuestas  de los siguientes autores:

  • (Arbesú y Argumedo, 2010) conciben el portafolio como un  instrumento de evaluación formativo y de reflexión docente.
  • (Grant y Huebner, 1998), señalan que debe ser de carácter  voluntario.
  • (Bird, 1997),  indica que debe  permitir plasmar las  competencias profesionales.
  • (Seldin, 1993),  al referirse a la finalidad de esta metodología,  señala que debe  posibilitar el desarrollo de  procesos de reflexión y autoevaluación que ayuden en el mejoramiento de prácticas pedagógicas en el aula. 
  •  (Shulman, 1999) lo  concibe como un proceso de evaluación formativa.  
  • (Cano, 2005), sobre la metodología propone que  se estructure en base a la selección de materiales y evidencias que acrediten que se posee la competencia o capacidad.
  • (Mateo y Martínez, 2005) señalan, que debe permitir a los docentes identificar  el nivel de logro conseguido, las competencias y el progreso alcanzado por los docentes evaluados


    Sobre lo anterior,  cabe preguntarse qué ocurre cuando un sistema de evaluación -que se estructura en base a características y aportes realizados por diversos autores y- que nace como una estrategia de evaluación para docentes del sistema  universitario que busca mejorar los procesos de reflexión y de formación, es aplicado a docentes de un sistema específico (sistema público) y con características muy diferenciadas a los docentes de nivel universitario, destacándose entre ellas: edad de los docentes, época y sistemas en que han sido formados y tiempos asignados para el desarrollo de procesos de reflexión individuales y entre pares, ¿Cumplirá con los objetivos reales de este instrumentos de evaluación? o ¿Se requiere para ello algunas características específicas que posibiliten su desarrollo?, es esto precisamente lo que hemos tratado de conocer a partir de algunos resultados obtenidos en este proceso de análisis teórico en contrastación del portafolio en Chile, basándonos además  en experiencias personales de docentes evaluados y representantes de los profesores/as en Chile, pudiendo concluir  al respecto que:
  •  Como metodología y propuesta teórica de evaluación que nace bajo el alero de una necesidad y contexto específico,  se expande a otros territorios, contextos, culturas institucionales, etc.  trasciende de  la finalidad original y  pasa a formar parte de un sistema de interpretaciones y adaptaciones de aquellas entidades –que sintonizadas con los objetivos originales desde donde surge la propuesta-  realizan modificaciones para su aplicación.   
  • En consecuencia,   estos procesos de adaptación e intentos de aplicarlos en nuevos contextos,  mantienen la intencionalidad original,  pero sin embargo y del mismo modo,  también corren el riesgo de  desvirtuar algunas de sus premisas esenciales.  Como por ejemplo,  en el caso educativo chileno,  el Ministerio de Educación,  propone un instrumento de evaluación impuesto desde el nivel central,  que no recoge las perspectivas de los docentes del sistema municipal y por consiguiente, se convierte en un instrumento descontextualizado que no evidencia las necesidades reales de cada lugar y centro educativo. 
  • Al no ser consensuado se pierde el sentido real del desarrollo del portafolio como proceso formativo de la práctica docente.
  • Se visualiza que los docentes lo consideran una actividad paralela al desempeño cotidiano, por lo cual es visto como una carga laboral o imposición administrativa que no ofrece espacios para una mayor reflexión.
  • Existe una apreciación de este instrumento como sancionador por  parte de los docentes del sistema público.

         Para continuar con la reflexión,  a partir de ahora expondré ideas desde mi experiencia docente,  como participante del proceso de evaluación.    Es posible señalar,  que el proceso de evaluación en Chile mediante el desarrollo del portafolio docente, se visualiza como aislado de las prácticas docentes, no  generando los espacios necesarios para la reflexión y desarrollo de una actividad formativa; debido a que en la práctica y desde la perspectiva de la percepción de los docentes y el colegio de profesores,  a este sistema de evaluación subyacen intencionalidades sancionadoras.

       En relación con lo planteado en el punto anterior,   este sistema de evaluación mantiene una doble finalidad;  es decir -en primer lugar,  una intencionalidad pública y que dice relación,  con todos los beneficios y virtudes que hacen que esta propuesta metodológica de evaluación docente se extienda por los diferentes territorios y sistemas educativos;  y en segundo lugar,  mantiene una finalidad o sentido oculto,   que es clasificar a los docentes en función de su calidad,  llegando en algunas ocasiones a ser eliminados del sistema educativo,  por no obtener los resultados esperados, generando esto en los docentes sensaciones de miedos e inseguridades con respecto a las prácticas que están desarrollando y que deben plasmar en estos procesos, lo que influye en que se pierda el foco central de la evaluación.

        Otro aspecto importante observado en la praxis de la evaluación docente en Chile,  es que  luego de desarrollar los procesos evaluativos,  no existen  sistemas de retroalimentación a los docentes evaluados,  que permitan mejorar o reorientar las prácticas pedagógicas.

    A hora bien,  como docentes responsables con la mejora de la calidad de los aprendizajes, resulta necesario pensar y proponer estrategias que permitan cumplir con el propósito de promover procesos de formación docentes reflexivos enriquecidos  y variados de las prácticas pedagógicas,  para que los portafolios no sean considerados como una moda pasajera y sin sentido como señala Dennise Wolf en el libro “El uso de portafolios” (en Lyons, 1999) propuesta para un nuevo profesional docente y pueda ser concebido como:


 







     Considero que la propuesta se orienta en la necesidad fundamental de crear una cultura del portafolio que se trabaje desde la formación de los docentes y que por tanto se visualice como una práctica normal y cercana a la labor educativa, en donde cada docente sea capaz de plasmar sus procesos de enseñanza, mediante la construcción de conocimientos basados en sus propias experiencias.

     Para la construcción de una cultura de la evaluación,  es necesario partir por incluir a los docentes desde las etapas del diseño de la evaluación,  con el fin, de generar confianzas y que éstos se sientan partícipes de los procesos,  con el fin, de generar empatía con los objetivos  de la evaluación y  eliminar las intenciones  ocultas.

    Claramente,  generar una cultura institucional son procesos paulatinos,  para lo cual,  en necesario avanzar paso a paso,  en procesos planificados.  En este sentido, toda acción docente,  debe ser visualizada desde una perspectiva reflexiva,  es decir, que los procesos de evaluación y generación de evidencias,  sean concebidos como herramientas de mejora,  acompañadas de la retroalimentación necesaria,  para  aportar nuevas perspectivas para  reorientar  o redireccionar las acciones.    

  
Referencias Bibliográficas:
Artesú, M.I y Argumedo, G. (2010). Diseño e Instrumentación de portafolios para la evaluación docente, Observar, 4, pp. 28-44. Consultado 15 Febrero 2013. Disponible en: http://www.raco.cat/index.php/Observar/article/view/200761
Bird, T. (1997). El portafolios del profesor: un ensayo sobre las posibilidades. En J. Millman y D. Hammond (Eds.), Manual para la evaluación del profesorado. Madrid: La Muralla. pp. 332-351. 
Cano, E. (2005). El portafolios del profesorado universitario. Un instrumento para la evaluación y para el desarrollo profesional. Barcelona: Octaedro-ICE.   
Mateo, J. y Martínez, F. (2005). L’avaluació alternativa dels aprenentatges.  Quadernos de docencia Universitaria, 3. Barcelona: ICE- Universitat de Barcelona.
Lyons, N. (1999). El uso del portafolios. Propuestas para un Nuevo profesionalismo docente. Buenos Aires: Amorrortu.
Seldin P. (1993) The Teaching Portfolio Concept. Department Chair Online Resource Center. Consultado 15 Febrero 2013. Consultado 19 Febrero 2013. Disponible en:  http://www2.acenet.edu/resources/chairs/docs/Seldin.pdf
Shulman, L. (1999). Portafolios del docente: una actividad teórica. En Lyons, N. (comp.). (1999). El uso de portafolios. Propuesta para un nuevo profesionalismo docente. Buenos Aires: Amorrortu. pp. 44-62

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